El primer ministro de Gobernación de la II República, Miguel Maura, cuenta una anécdota en su libro Así cayó Alfonso XIII que me ha recordado al alcalde de Palma, José Hila. El que fuera hijo del único mallorquín presidente del Gobierno de España, Antonio Maura, dice que pasó los días 14 y 15 de abril de 1931 en su despacho del Ministerio gestionando los relevos de los gobernadores monárquicos. Cuando salió a la calle, eran las cinco de la madrugada y todavía quedaba gente de celebración. Él volvía a su casa, «extenuado pero satisfecho», cuando llegó a la altura del monumento al general Espartero en la calle Alcalá y se encontró «a unos mozalbetes que habían enlazado la estatua con un fino cable de acero e iban a derribarla». Maura mandó detener el coche y se enfrentó a ellos:
Hila y la estatua de Espartero
24/04/21 4:01
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