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Se ha complicado mucho la celebración de este primero de mayo, porque entre que cada vez hay menos trabajadores y que las manifestaciones masivas están prohibidas por razones sanitarias, hay que tener muchas agallas sindicales para festejar hoy el Día Internacional del Poco Trabajo. No dan ganas ni de escribir veinte líneas de compromiso, y como muchos de los que todavía tienen trabajo teletrabajan, y en vez de manifestarse se telemanifiestan, el ambiente del 1 de Mayo es desolador y distante. Trabajar no es una fiesta, y no trabajar es peor. Además, hace meses que los sectores más afectados por la pandemia protestan ruidosamente con regularidad, por lo ni siquiera será novedad ver grupos dispersos con pancarta y mascarillas, cada individuo absorto en su propio padecimiento y distancia de seguridad. Hasta los trabajadores esenciales sanitarios llevan meses manifestándose por lo insostenible de la situación, conque figúrense los numerosos calificados de nada esenciales. Cultura, restauración, bares, ocio, todo eso. Este 1 de Mayo sería un día cualquiera, como todos, de no ser precisamente el día de los trabajadores, que exige celebraciones y actos públicos. Cosa muy difícil si los pocos trabajadores que quedan están teletrabajando, o haciendo números, o sollozando. O las tres cosas a la vez, a jornada completa. Por lo visto hasta ahora, parece más probable que esta fiesta reivindicativa del trabajo la celebren hoy los empresarios, sobre todo los pequeños y medianos convertidos en asalariados sin sueldo de sí mismos. Y aquí entre nosotros, naturalmente, los grandes hoteleros, que no han dejado de rezongar desde el primer contagio detectado hace más de un año. Ah, qué raro es todo. Hasta las fiestas tradicionales se han vuelto del revés, todas patas arriba por así decir, y si ya en Navidad los pavos se zampaban a los comensales, hoy serán los patrones los que exijan más subvenciones al Gobierno socialista. Para mí que en la nueva normalidad, que todavía no hemos asimilado, las fiestas están de más. Todas; religiosas, laicas, populares o de negocios. Si no se puede celebrar nada, pues no se celebra así se encolerice la afición. Creo que yo hoy haré como si no.