Ningún sedentarismo me es ajeno, y el sedentarismo deportivo, que consiste en contemplar desde el sillón reclinable cómo compiten afanosamente los demás, es uno de mis favoritos. Y de toda la vida, porque yo vi al gran Tommie Smith ganar el oro de los 200 metros en los Juegos Olímpicos de México 1968, y levantar el puño con un guante negro (saludo del Black Power) en el podio cuando sonaba el himno americano, gesto que le destrozó la vida. De vuelta a casa como un delincuente, ya sólo pudo trabajar de lavacoches. Y el COI, sin decir ni pío. Esta imagen extraordinaria, y la de la maravillosa Florence Griffith , veinte años después, en Seúl 88, partiéndose de risa los últimos diez metros mientras establecía su récord de los 100 todavía inalcanzable, es todo lo importante que he sacado en más de medio siglo viendo olimpiadas. El resto sólo fue entretenimiento; olímpico, pero para pasar el rato.
ORACIONES
Deportes matinales
28/07/21 4:01
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