Sea por el coronavirus o por la difícil situación económica en que éste ha dejado a numerosas familias, se habla mucho estos días de la necesidad o conveniencia de veranear en nuestra comunidad o, sin más, de no viajar. No es tan mala idea.
No repetiré aquello de «la suerte de vivir en Baleares» porque en todas partes hay lugares maravillosos, pero qué duda cabe de que Balears es un archipiélago bien dotado en atractivos, aunque para mi gusto nos sobre un poco de calor en los veranos.
Comencemos, cómo no, por la playa. A muchas se llega en bus, bici o a pie. Cuando el calor lo permite, practicar algún deporte (hacer senderismo estos días de canícula en, por ejemplo, la Comuna de Bunyola es pura delicia), desplazarnos en bicicleta o ciclomotor, dar paseos al fresco nocturno o practicar aquella afición para la que nunca teníamos tiempo (la fotografía, el bricolaje, la música, la lectura o la escritura) son excelentes opciones estivales.
En la mayoría de diarios, como el Ultima Hora, pueden encontrar interesantes guías de actividades culturales y recreativas. El verano es un excelente momento para conciertos al exterior (y de paso reanimar un poco el terrible momento que vive el sector artístico). Prueben también con los museos: una vez dentro siempre resultan muchísimo más curiosos e interesantes de lo que habíamos imaginado, se está bien fresquito y no teman riesgo alguno de masificación, y por lo tanto de contagio, en su interior.
Alojarse en hoteles cercanos, visitar parques y jardines urbanos y el patrimonio arquitectónico de ciudades y pueblos es otra gran opción. Dentro de lo que las puñeteras pero necesarias normas para frenar la COVID-19 permiten, es buen momento para pequeñas reuniones de parejas y amigos en cenas y comidas, parrillas y pícnics al aire libre –ojo con los incendios–. Y aunque como ven hay vida más allá de los bares y terrazas, cómo no, siempre nos quedará la alternativa de la terraza de barrio, de la vida vecinal, con menos glamour pero con más amor.
Es harto posible que la cultura y el ocio del futuro vayan por estas vías, más que por los yates, los viajes en avión o las fiestas multitudinarias en entornos ostentosos. Quedémonos cerca: en estos confusos tiempos de pandemia le hacemos un favor al planeta, a los productores locales y a nosotros mismos.
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