Con el final del verano que inevitablemente se acerca a agigantados pasos, y en estos tiempos de los demonios en los que las certezas son pocas y las incertidumbres muchas, nada mejor que arrojarse en brazos del autoservicio único y duradero… y así parecen comprenderlo las personas de todo pelaje y condición, ya que según parece, la ventas de juguetes eróticos se han disparado desde el inicio de la pandemia, y lejos de perder fuelle, parece que siguen aumentando de forma exponencial.
Y las causas, por supuesto, son varias y variadas, desde la inevitable salud y prevención de todo tipo de promiscuidades (léase desde los ligoteos hasta cosas más profundas que serían incómodas de realizar con una mascarilla puesta) hasta el descubrimiento por parte de la gente de que los placeres propios y particulares son fuente de dicha muchas veces más profunda (por aquello de insistir en el adjetivo) que las compartidas.
Así las cosas, ¿por qué no entregarse a juegos con todo tipo de artilugios, si en estos días hay tanta variedad y relajación al respecto? De hecho, no hace tanto que en una red social empezamos los perversos de ambos sexos a nombrar instrumentos capaces de proporcionar placer a unas u otros, y entre las bizarradas (posibles e imposibles) que se acabaron nombrando apareció (para ellas) el curioso instrumento de la trompeta. ¿Habrá alguna fémina probado a celebrar las festividades inventando algún tipo de melodía desconocida hasta el momento? Por mi parte, no me atreví a preguntar… pero ya saben que yo, ante la duda, lo que prefiero es reír y disfrutar todo lo posible, ya sea solo o en compañía.
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