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Pues sí, vuelve la dictadura soviética (la de los años 50, que luego ya aflojó), y somos nosotros. El Gobierno de España. Nada de comunismo bolivariano ni tonterías posmodernas; la China de Mao o la Unión Soviética, brutalmente renacidas, son los enemigos actuales del PP.

Ya no nos hace ninguna falta Vox, porque Casado y sus huestes les han rebasado por la ultraderecha. Además de contra el terrorismo de ETA, encarnado en Bildu y los independentistas catalanes, ahora combaten a diario contra la mismísima URSS, pero la de Stalin, no la de Brézhnev. Su exasperación opositora, tras rebasar ampliamente el límite de la tontería, ya no es exageración, es abstracción.

Se ha vuelto tan abstracta y genérica que a veces ni ellos la entienden. Tras recurrir al Constitucional cualquier ley que apruebe el Parlamento (eutanasia, educación, vivienda, lo que sea), y advertir además que no la aplicarán en sus comunidades, jamás, de ninguna manera, sueltan tales aullidos apocalípticos, y reiteran tan fervientes apelaciones a la libertad, que no cabe duda de que creen estar enfrentándose al Sóviet Supremo de aquella Unión Soviética.

Yo me negaba a aceptar semejante idiotez, suponía que sólo exageraban en exceso, pero vista estos últimos días su enloquecida reacción a los PGE y la ley de vivienda, que ni siquiera han sido presentados aún en las Cortes, al final me he convencido. El PP es la resistencia contra la dictadura soviética, que somos todos los demás.

Queremos destruir España y, por supuesto, abolir la propiedad privada, derecho básico contra el que según dicen atenta esa tibia ley de vivienda, más modesta que las vigentes en Francia, Alemania o Suecia. Y que como es natural, el PP recurrirá al Constitucional y no aplicará en sus territorios.

Ni en Madrid, que lidera la insurrección contra esa URSS mental que tienen en la cabeza. Casado, fuera de sí, atribuyó los Presupuestos recién elaborados a Bildu y ERC, y su secretario general, Teodoro García, los desdeñó porque ya nacían muertos. Oposición abstracta, decíamos, mayor abstracción imposible. Pero qué van a hacer si, aunque nadie se haya enterado, ha vuelto la dictadura soviética. Aquí mismo, en España.