C onfieso una progresiva admiración por Simone Weil, francesa, sindicalista, mística, filósofa, un físico de niña, una mente privilegiada. Participó en la Guerra Civil española. De esa experiencia dejó algún escrito del cual dos puntos serán ahora objeto de transcripción y antes lo fueron, en mí, de reflexión. He ahí la primera transcripción: «He dejado España a mi pesar; después no he hecho nada. Ya no sentía la necesidad de participar en una guerra que ya no era, como me había parecido al principio, una guerra de campesinos hambrientos contra los terratenientes y un clero cómplice de los propietarios, sino una guerra entre Rusia, Alemania e Italia». De más calado considero este otro punto de su particular diario: «Reconocimiento aéreo. A esconderse. Yo me tumbo de espaldas, era un día precioso. Si me cogen me matan… Pero me lo merezco. Los nuestros han derramado demasiada sangre. Soy moralmente cómplice».
Los nuestros
Palma29/11/21 3:59
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4 comentarios
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SisetDemasiados muertos cada año en la REPUBLICA… Eso qué para vosotros NO CUENTAN.
Distinguido Sr. Bauza: Muy agradecido por su artículo, por el cual se darán cuenta, los que solo ven una parte de la contienda, que en los dos bandos hubo masacres. Sirva de ejemplo el texto del Miguel Mir "La otra memoria histórica". Tal vez algunos lectores dejarán de insultar al otro bando, que en el fondo salimos perdiendo todos. La explotación del pueblo, y por el que tanto fue proclama de la república, se siguió efectuando. Pongo de ejemplo los obreros encerrados en La Colonia Güell, una pequeña colonia industrial situada en el término municipal de Santa Coloma de Cervelló (Barcelona), cuyos industriales por alejarse de los conflictos sociales presentes en la ciudad hizo que la nueva industria textil de Güell, -equipada con la más moderna tecnología de la época- se plantease en el marco de una colonia industrial con las casas de los obreros al lado de la fábrica, con las tiendas, médicos, guardería, iglesia, hospital, fonda, escuelas, comercios, teatros, etc. estaban integradas en la misma finca y propiedad de los empresarios. De los salarios se descontaban los gastos producidos por los trabajadores o sus familiares. Es por ello que en un principio he dicho que los trabajadores estaban encerrados, ya que toda actividad se podía efectuar sin necesidad de salir del centro. Evidentemente se les exigía una producción que, según cartel que figura en la visita al museo, se siguió reclamando más a partir de 1936 que la fábrica fue colectivizada y gestionada por sus trabajadores.. A buen entendedor no hará falta explicarles que tan esclavos somos del capitalismo como del comunismo.
AngelcaídoEl problema el teniu els que voleu fer creure que els dos bandols eren iguals. Un defensava el poble i volia modernitzar espanya a través de la democràcia, mentres que l'altra defensava l'explotació del poble en benefici de la classe dirigent.
No hay nada pero que que TRATAR DE REESCRIBIR LA HISTORIA 80 después OLVIDANDO los desmanes de UNA PARTE para CENTRARSE en los de la OTRA.... Eso así NO TIENE FUTURO.