Atravesamos un tiempo tan lleno de incertidumbres y estamos tan desconcertados que nos aferramos a un futuro que adivinamos lleno de sorpresas. Y las puede haber, incluso en el futuro más inmediato. Una reconocida consultora ha realizado un estudio entre consejeros delegados de empresas de todo el mundo, llegando a una conclusión de lo más singular: la mitad de los negocios de 2026 aún están por inventarse. Resulta que los ingresos de los mismos vendrán de productos, servicios y modelos que ni siquiera existen en la actualidad.
Es decir que aquello de lo que tanto se habló años atrás, la cultura del cambio, se está tomando en serio. El cambio, los cambios, van a ser de tal importancia que los responsables de las empresas optarán por crear nuevas empresas, antes de transformar las que dirigen. Lo que obviamente generará algunos problemas. Y muy posiblemente entre ellos el más destacable sería la tensión, por no decir la brusquedad, que podría causar en el seno de las mismas la convicción de que el cambio propuesto es difícil de afrontar partiendo de organizaciones ya asentadas.
Hablando en plata, lo primero que hay que hacer al ‘inventar' negocios es protegerse de la propia audacia que ha conducido a hacerlo. Y a partir de aquí, llega la consabida tabarra recitada casi en forma de plegaria en medios industriales: digitalización, adopción de nuevas tecnologías, y sostenibilidad. Amén. Pero para que todo salga bien y podamos recuperarnos de términos tan horribles como ‘intraemprendimiento', cabe proteger a la industria ante los nuevos cambios. O sea que ya lo saben, el 2026 a cambiar, pero con cuidado.
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