La primera vez que escuché el término charnego lo sentí como un insulto con aire marginal y despectivo. Pero no lo escuché en Baleares, te lo aseguro. Porque en Baleares comemos el pescado de otra manera y los charnegos somos la inmensa mayoría. Quién no tiene antecedentes peninsulares o franceses o ingleses o alemanes. Los ocho apellidos vascos o catalanes aquí no superan el par. Y eso, a lo largo de la historia local ha tenido muchos inconvenientes pero quizás haya tenido más ventajas.
Pensemos en los primeros ‘charnegos romanos' que nos dejaron una nueva cultura y la administración local. Los ‘charnegos germánicos' y los ‘charnegos vándalos' además de saquear las Islas nos enseñaron el comercio marítimo. Los ‘charnegos bizantinos' nos convirtieron en tierra de piratas y contrabando. Tras el primer milenio, los ‘charnegos musulmanes' nos trajeron una nueva cultura y a los almorávides primero y a los almohades después. Con Jaime I llegaron los ‘charnegos aragoneses' y con ellos la consabida repoblación cristiana de las Islas. En el renacimiento, los ‘charnegos florentinos' nos llenaron de arte y de música. Tras la revolución francesa los ‘charnegos gabachos' nos dejaron aquellas ideas nuevas y numerosos apellidos galos. Fue en el siglo XIX cuando los ‘charnegos catalanes' nos trajeron su particular revolución industrial. En la segunda mitad del siglo XX vinieron los ‘charnegos andaluces' y ‘levantinos' a desarrollar el turismo de sol y playa. Hoy llegan ‘charnegos latinos' y ‘charnegos africanos'.
Solo al superar la tercera generación, los charnegos incardinados reciben la plena identidad balear y dejan de ser charnegos. Mientras tanto, ser charnego en Baleares es un orgullo, un privilegio, una denominación de origen. En realidad, nuestras Islas nunca han estado aisladas gracias a los charnegos que nos han abierto al mundo.
9 comentarios
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Llamar forastero al español o castellano tiene delito. Algo así como llamar payés a otro idioma de cuyo nombre no quiero acordarme.
De los industriosos catalanes deberíamos aprender el amor a lo propio y el empeño. Pero no aprendamos de ellos palabras despectivas como "charnego" (que nunca se oyó en Mallorca), ni esa lengua ajena a nosotros que pretende suplantar al mallorquín, y que nos trajeron los políticos corruptos del siglo pasado.
Nunca he oído utilizar esa expresión en Mallorca…
He viajado bastante y conozco a mallorquines que desde el siglo pasado viven y trabajan en Europa y América. Estos no han sido aceptados e integrados tan rápidamente en sus sociedades como los que han llegado a Mallorca,durante los siglos XX i XXI. Esta isla, en números relativos, es una de las regiones europeas que más inmigración ha tenido y, en general, la que mejor la ha acogido, hecho incluso más sorprendente todavía si pensamos que en una isla todo lo que viene no lo hace de cerca o de lejos, sino de fuera. Agobio por el rápido incremento de población sí que existe últimamente, tanto entre gente que hace décadas o que solo hace años que vive aquí. Este veloz aumento de residentes se ha traducido en pérdida de calidad de vida, encarecimiento y masificación en general. La cuestión actual es si vale la pena seguir viviendo aquí, se venga de donde se venga y se hable como se hable.
Un foraster és algú que desprecia la nostra cultura. Que se pensa que els mallorquins som curts.
O peninsular
En Cataluña “charnego”, en Euskadi “maqueto” y en Mallorca “foraster” es como se denomina, generalmente de manera despectiva, a los inmigrantes españoles. A los árabes “moros” y a los de color “negres”. Los procedentes de paises europeos son simplemente “extrengers”. La palabra “charnego” no la he escuchado jamás en nuestra tierra. No se en que microclima social habita el periodista que escribe este artículo, pero cuando afirma que ser charnego en Balears es un orgullo o privilegio, intuyo que vive totalmente alejado de la realidad. Hay dos maneras de incorporarse a la sociedad mallorquina cuando eres de fuera, una es intentar integrarse a la cultura, aprender el idioma etc, te seguirán llamando foraster, con condescendencia quizás pero siempre reconociendo y agradeciendo el esfuerzo….. La otra es pasar de todo, vivir como si te hubieses cambiado de barrio y no mostrar el más mínimo respeto por esta tierra, esta cultura, este idioma…… y esta postura es la que acentúa sobremanera el uso despectivo del término “foraster”. Buenos días y salud.
Vaya concatenación de inexactitudes tendenciosas. Por cierto, los mallorquines no llamaban "xarnegos" a los peninsulares, sino "forasters" -desde los años 50 también "murcians"-, y al castellano que hablaban le llamaban "foraster", aunque ellos decían que era "cristiano".
¿Charnegos?... Y yo que creía que se decía: "forasters".