En realidad al título le falta la calificación de «brevíiiiiisima» revista, puesto que tras dos años de lo que ustedes ya saben un simple repaso a todas las sandeces publicadas precisaría de un espacio similar a la Enciclopedia Espasa. Y es por ello que la idea inicial consiste en entremezclar de tanto en tanto algunas de esas brillantes evacuaciones que mujeres y hombres públicos nos brindan a los simples ciudadanos. Al grano.
Comenzaré por el cardenal Cañizares, alguien a quien los años parecen refinar su natural tendencia a la confusión. Dixit: «La unidad de España es un valor moral»; con el respeto que se merece, solo un comentario: «Eminencia, qué eminente estupidez». Del universo vaticano al republicano, imagino que a la mayoría ha llamando la atención la mesa de cuatro metros de longitud que separó a Emmanuel Macron en su visita al Kremlin, a fin de entrevistarse con Vladímir Putín. ¿Cortesía postsoviética, protocolo?
No, a la cuenta fue el presidente francés quien al negarse que los rusos le hicieran la PCR, dejó bien claro que exigía mesa kilométrica y nada de darse la manita. Impresionante. Aparece ahora una experta de provocar todo tipo de mofas, la congresista trumpista Marjorie Taylor Greene, por naturaleza estrella de las situaciones más chuscas. La citada no tuvo mejor ocurrencia que hablar de una supuesta «policía gazpacho» a las órdenes de la presidenta de la cámara baja, Nancy Pelosi. Marjorie, acostumbrada a posar con armas de fuego, tiene prohibidos los libros en su casa y por tanto se comprende que confundiera el conocido plato de la cocina española con «Gestapo».
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