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Mientras las ficciones de todo tipo se jactan de estar basadas en hechos reales, analistas, políticos, informadores, economistas, compañías tecnológicas, científicos y gente en general, prefieren basar sus decisiones y discursos en hechos futuros. Expectativas, se llaman. Otra forma de ficción, pero más técnica, al depender del cálculo de probabilidades. Cualquiera diría que los famosos hechos reales, mondos y lirondos, sólo interesan a los fabricantes de ficciones, novelescas, periodísticas o cinematográficas, puesto que de ahí salen los relatos exitosos. Aunque no tan exitosos como cuando tales hechos reales acontecerán en el futuro, de modo que se les pueden dar por ya acontecidos.

El hundimiento del Gobierno de Sánchez, por ejemplo, la derrota de Putin aunque gane, la gran crisis energética y de suministros, la extraordinaria temporada turística que ya se da por amortizada, etc. Cosas así. Si luego esos hechos futuros en los que nos basamos resulta que no llegan a suceder, o no cómo se esperaba, tampoco pasa nada, puesto que para entonces ya serán pasado, y todos los relatos seguirán basándose en hechos reales futuros. ¿Estamos diciendo que sólo es real lo que aún no ha sucedido? En efecto, no lo duden ni por un instante, porque eso es precisamente lo que caracteriza a las ficciones avanzadas. Lo que ya aconteció, por el contrario, es tan incognoscible y discutible, y está tan falseado y manipulado, que hay que estar loco para basar ahí un relato realista. Sólo sirve para narraciones fantásticas, de entretenimiento.

Por eso nuestros dirigentes, así como sociólogos y politólogos, se basan exclusivamente en acontecimientos futuros. Importantes, desde luego, pero que tienen la ventaja de no haber sucedido todavía. Sin que ello les reste un ápice de realidad, como prueba el boyante mercado de futuros. Así, una noticia no es algo que pasó, sino que pasará, y por tanto, es como si ya hubiese pasado. La independencia de Catalunya, para los indepes catalanes, o el Gobierno del PP, para la derecha. La derrota de Rusia en la guerra de Ucrania, para la OTAN. Por poner algunos ejemplos de hechos futuros, aunque muy reales, en que se basan tantos relatos hoy en día.