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El presidente Sánchez inició su cuatrienio a olvidar con un asalto al Palacio de Invierno ayudado por la envenenada sentencia de un juez, la traición del PNV y la alianza con quienes entonces, él mismo, consideraba enemigos de España. Luego ganó unas elecciones en las que prometió todo lo que luego incumpliría. No pactar con Bildu (¿Cuántas veces quiera que se lo diga? No pactaré con Bildu), decir que Podemos le impedía dormir y nos llevaría a la pobreza, repudiar a los separatismos para cualquier pacto, y luchar contra el independentismo. Así pues, la gobernabilidad de España ha quedado en manos de golpistas, proetarras y la extrema izquierda de Podemos.

La conclusión es que a Sánchez le importaban muy poco los medios para conseguir el fin, que no era otro que instalarse en La Moncloa. A partir de entonces invadió todos los espacios de la estructura social, incluida buena parte de los medios de comunicación. Desde la Fiscalía General y la Abogacía del Estado hasta Correos y el CIS, dando en ellos cobijo a una pléyade de familiares y amigos. Su propósito ha sido el deterioro de las instituciones desde las mismas instituciones y así no ha quedado una sin grietas que reparar. Algunas, como la Corona, horadada por la manipulación de la figura del Rey padre, cuyo objetivo es poner a la institución en una situación imposible.

Se ha mostrado el caudillo severo con la oposición, a la que ha situado en el terreno de la maldad e indigna de ocupar el poder, mientras que se ha arrastrado ante sus socios, cediendo a todos sus chantajes, que le ha llevado a sacar los presos a la calle. Tanto a los golpistas catalanes por medio de un indulto aberrante, como a los etarras con otros ardides legales. Los socialistas se han unido solidariamente a la Generalitat declarándose en rebeldía ante los jueces para incumplir la sentencia del 25 % en castellano. Mientras, el Gobierno ponía el grito en el cielo y mandaba un apercibimiento a la CAM porque Ayuso quiere desideologizar los libros de texto que están sembrados de material sectario y de burda propaganda izquierdista. P. Sánchez: «España cuenta con un Gobierno ejemplar, que respeta la separación de poderes y prestigia sus instituciones». ¡Hay que joderse!