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Creo que no tenemos una situación de colapso en el aeropuerto de Palma. Lo ha dicho nuestra delegada del Gobierno en Baleares, Aina Calvo. Y si lo ha dicho nuestra delegada del Gobierno, nada que discutir. Ella tiene información que recibe de lo alto. Datos contrastados. Muestras de primera mano. Nosotros no tenemos nada de todo eso. Si acaso, el detalle de haber estado agolpados en la planta de llegadas del aeropuerto palmesano esperando a que nuestros familiares aterrizasen en aviones cancelados o en vuelos retrasados. Pero eso es un detalle puntual y mundano.

Nuestra delegada del Gobierno, cree que en Son Sant Joan no se dan cita esas aglomeraciones de las que hablan algunas personas malvadas. Y Aina lo sabe. Viaja con regularidad y conoce bien el aeropuerto mallorquín, sus recovecos y las puertas reservadas para autoridades. Tampoco cree que se generen largas colas para facturar en los mostradores Priority, ni que se produzcan atascos en los accesos para cargos públicos y personalidades con pasaporte diplomático. Ni siquiera cree que haya mucha gente haciendo tiempo en la sala de autoridades. Mucho menos cree en legiones de personas esperando el equipaje en la cinta ejecutiva.

Aina cree que Baleares vive una temporada turística atípicamente positiva. Lo cual suena muy bien aunque no sepamos lo que significa. Pero si lo cree nuestra delegada del Gobierno, nada que discutir. Ella tiene experiencias del más allá. También cree que esta temporada no va a marcar tendencia, sino que responde a una coyuntura determinada. Y si lo cree nuestra delegada del Gobierno, nada que discutir. Ella tiene visión de futuro. Además cree que en Mallorca la situación está bastante controlada. Y si lo cree nuestra delegada del Gobierno, nada que discutir. Ella tiene inspiración sobrenatural. Porque la fe de Aina es divina.