Gracias a su poderosa maquinaria de márketing, Barack Obama hizo creer a todo el mundo que su sucesor, Donald Trump, era el epítome del matón de barrio bajo, que arrastraría a su país y con él a medio planeta a una hecatombe por su desmedido afán de protagonismo y su chulería irreprimible. Trump permaneció cuatro años en el poder, centrado más que nada en devolver a América –lo dicen así, como si el resto del continente no existiera– algo del esplendor perdido en los últimos años. Es decir, economía, comercio, inmigración, todo en clave interna. El planeta no notó demasiado la presidencia trumpiana, a pesar de que nos dijeron día sí y día también que era poco menos que el demonio, una verdadera amenaza para la paz mundial.
El abusón
Palma05/08/22 3:59
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2 comentarios
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AngelcaídoY al asalto al capitolio promovido por Trump no lo llama un ataque a la democracia o golpe de estado como le he visto pronunciar en otros comentarios (como por ejemplo sobre el 1 de Octubre? Curioso como cambia su pundo de vista derechoso....
Es exactamente eso que los izquierdosos españoles NO QUIEREN VER..