Ultima Hora se hacía eco el pasado lunes de que la central térmica de es Murterar iba a quedar prácticamente inactiva por haber agotado las 500 horas anuales de funcionamiento. Puro teatro, esa actividad es la mínima precisa para poder proceder a su reactivación en cualquier momento.
El mismo lunes almorzaba con alguien que conoce al dedillo el funcionamiento interno de la central y me aseguraba que en días pasados había llegado a Alcúdia un buque cargado hasta los topes de carbón sudafricano, cuyo destino únicamente podían ser las tolvas de es Murterar.
Pese al postureo gubernamental –aquí y en Madrid–, todo el mundo sabe que si Rusia, como parece, acaba cerrando el próximo invierno el grifo del gas, en Europa occidental vamos a tener que replantearnos ciertos dogmas del imperante ecoprogresismo. Dicho de otro modo, si tenemos una central de carbón perfectamente operativa a ver qué gobernante es el guapo que permite que la población pase frío y restricciones únicamente por mantener sus consignas ecologistas al servicio de Putin. Por eso ya se está haciendo acopio de alternativas al gas natural, aunque echen humo negro a la atmósfera. Mientras tanto, en el Govern se encomiendan al proyecto de segundo cable de Red Eléctrica con la Península, obviamente omitiendo el detalle de que una parte muy significativa del suministro eléctrico que por él circule provendrá de las centrales nucleares del sur de Francia. Nuclear (española) NO, gracias. Si es francesa, n'est pas la même chose, mon ami.
Por cierto, como siempre que hablamos del sector eléctrico, el GOB guarda un clamoroso silencio, no sea cosa que se moleste quien les financia el chiringuito.
u Iván Sevillano, lamentable conseller de Mobilitat, continúa atesorando evidencias de su perfecta incompetencia. Por una parte, destrozando estéticamente el eje Inca-Manacor –como intentó hacer con la carretera de Sóller– mediante impactantes muros de hormigón propios de una autopista allí donde antes solo había paret seca y, por otra, aprobando un delirante plan de carreteras consistente en suprimir todo lo proyectado salvo lo concerniente a los amigos.
Privar a Sencelles de una ronda que evite que todo el tráfico –camiones y autocares incluidos– tenga que circular por sus estrechas calles es solo un ejemplo de la incoherencia de este equipo de sabios podemitas, cuyo único objetivo es hacer la vida más difícil a los mallorquines, para, al acabar, tomar las de Villadiego y volver a su respectivo terruño. En Algaida, sin embargo, la gigantesca, carísima –y acertada– ronda de circunvalación contó con el cómplice silencio del ecoprogresismo.
Pero la inutilidad y el mal gusto no tienen reproche penal, así que Sevillano seguirá campando a sus anchas, al menos hasta el próximo mes de mayo.
No quiero terminar hoy sin una sentida referencia al desaparecido amigo Antonio García de la Rosa, compañero de esta tribuna. Lo conocí hace casi cuarenta años, mientras estudiaba derecho y hacía mis pinitos con la pluma, pasiones que nos unían, junto con la preocupación por la cosa política desde ópticas que, a la postre, no han resultado ser tan distintas.
Su muerte nos priva de una gran persona que escribía lo que realmente pensaba, y eso resulta hoy impagable. Descansa en paz, Antonio.
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