Así pues la inmensa mayoría de veces ese alguien que dice no soy más que yo quién se aventura a decir y así es como empiezan la mayoría de las historias, con ese onírico ser que dijo algo en un momento de su vida y ello se catapultó, con el tiempo, en una verdad acuñada a fuego que influiría a una mayoría confusa. Todo parece sencillo pero es complicado a su vez, nadie quiere dramas en su vida y sin embargo tendremos que lidiar con más de uno en nuestra existencia, lo fácil es desconectar y centrarse únicamente en todo lo bueno desoyendo los problemas que nos acechan. Cierto, pero cuando pasa el tiempo te das cuenta de que no hay verdad más absoluta que evitar dramas y hacer de tu vida una comedia y, muy especialmente no cargar al resto la mochila de los propios problemas o equivocaciones porque la vida es en realidad una gran comedia, los dramas los creamos nosotros mismos y eso está bien, pero el mismo que los crea debe tener autonomía para solventarlos. No se puede estar en misa y repicando a su vez, no se puede invitar a la fiesta y hacerla pagar posteriormente a tus invitados.
La vida es en sí un drama y es a su vez una comedia, de uno depende que todos los dramas se conviertan en comedias, para ello no hay que ser un gran actor sino el director que sea capaz de deshacer el drama y transformarlo en comedia sin que ello afecte a los seres que le rodean. Creo que allí se distingue al verdadero y excelso director de la vida o al mediocre que traspasa sus equivocaciones al resto esperando que paguen la fiesta a la cual se les había invitado. Así que no me vengas con historias de celos, llantos y tragedias, no, solo comedias entretenidas. Sí, nada está escrito y todo es posible...¡Excelsa Fangoria!, excelsos aquellos seres que se distinguen del resto y luchan por su propia causa y a pesar del drama logran crear una comedia.
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