Muchas cosas del pasado cultural de Mallorca están por aflorar. Conocemos muy bien la vida de algunos grandes escritores y pintores que vivieron entre nosotros, estoy pensando en Gertrude Stein, en Robert Graves o en Camilo José Cela Trulock quien a través de su revista Papeles de Son Armadans, puso a Mallorca en el centro de las letras hispánicas, cosa que parece se ha olvidado. Del paso de otro grande por nuestra Isla, Josep Pla, también lo sabemos casi todo y, además, la describió casi toda en su Calendario sin fechas y en su guía de Mallorca. De grandes pintores como Anglada Camarasa, Joaquim Mir o Joan Miró también se ha escrito mucho, incluso de la estancia mayormente en Deià de la poetisa salvadoreña Claribel Alegría (a quien tuve la fortuna de entrevistar hace unos años), de García Márquez (parte de El coronel no tiene quien le escriba lo pergeñó en Mallorca), de Julio Cortázar, que escribió un relato breve sobre el paisaje de la Serra de Tramuntana, y de otros artistas cumbreros. Luego hubo otros plumíferos e intelectuales que merodearon por la Isla y de los que apenas tenemos datos porque la búsqueda habría que hacerla en los archivos de sus países de origen: tal ocurre con muchos artistas que vinieron de Centroeuropa a Mallorca e Ibiza huyendo de los nazis y otros escritores que nos visitaron, aunque seguir su rastro es complicado, como ocurre con nuestra protagonista de hoy.
‘Sueño de Deyá’
Palma28/09/22 3:59
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