Al parecer y según oímos decir a toda clase de personajes más o menos famosos, lograr cualquier pequeño éxito hoy en día requiere un esfuerzo desmesurado. Excesivo. Todo, absolutamente todo, cuesta muchísimo. No nos referimos ahora a la inflación, ni al hecho incomprensible de que incluso en los países más ricos y desarrollados del mundo, para la mayoría de la gente sólo levantarse por la mañana sea ya un trabajo titánico, y más aún llegar vivos a la cama por la noche, esfuerzo que por fuerza repercute en la salud mental. Tanto para tan poco es el signo de los tiempos, y recuerdo a un forzudo compañero de colegio, que luego hizo carrera política a nivel regional, que era capaz de lanzar una brizna de hierba (reglamentaria, de 1,5 cm) a 1,84 metros, hazaña deportiva colosal. Sin viento, porque con viento no es válido el lanzamiento de brizna. Una disciplina no olímpica, pero muy ilustrativa de lo que estoy diciendo, porque exige coordinar la fuerza bruta con la sutileza, igual que en la política y la literatura. Y total, para nada.
Esfuerzos desproporcionados
Palma10/10/22 3:59
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