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No es posible decir que Pedro Baños es un indocumentado porque le avalan más de 40 años de estudios y experiencia. Muy en corto: pasó por la Academia General Militar, es coronel del Ejército, obtuvo la diplomatura de Estado Mayor y terminó estudios reglados sobre defensa, seguridad y geoestrategia. Por si fuera poco, tiene experiencia sobre el terreno en situaciones de guerra y en los despachos comunitarios. El coronel Baños forma parte de la inteligencia española sana, no de las cloacas del Estado. Entonces, ¿qué ocurre con un experto en política internacional que, cuando habla, desata iras y pasiones? Pues ocurre algo muy extraño, porque el coronel es una persona aparentemente juiciosa, que se documenta y reflexiona de manera diáfana. Es decir, que tiene el punto suficiente de credibilidad como para ser escuchado con atención cuando se expresa por la televisión, la radio o los canales de internet. El problema, entonces, es que el coronel Baños critica el orden mundial que Estados Unidos y Europa, en su papel de comparsa, quieren imponer a Rusia, China y al resto de países. Y esto, naturalmente, supone aliviar las cargas con las que nos gusta demonizar a Putin, desconfiar de Xi Jinping y menospreciar a los dirigentes del resto del mundo. Y, efectivamente, está muy mal recordar ahora que los americanos engañaron a los rusos cuando les prometieron que la OTAN jamás se expandiría hacia los antiguos países del Telón de Acero. Pues ahí están Estonia, Letonia, Lituania, Polonia,...y tantos más a las órdenes de Jens Stoltenberg. El coronel Baños también hace paralelismos de legitimidad entre la invasión rusa de Ucrania por Putin y la aliada de Irak por el ‘trío de las Azores'. Y no contento con eso, carga contra Israel como un foco de desestabilización permanente del Próximo Oriente. Y hasta ahí podíamos llegar, porque eso sí que ya es intolerable.