Palma17/10/22 3:59
Esta semana, hace sólo un par de días, dos lumbreras pertenecientes a la organización ecologista Just Stop Oil lanzaron un bote de sopa de tomate al cuadro Los girasoles, de Vincent van Gogh, expuesto en la National Gallery de Londres; remataron la faena soldándose las manos a la pared con pegamento. Denunciaban así lo poco que hacen los gobiernos por frenar y evitar la crisis climática. La elección del tomate como arma letal indicaba claramente que la intención no era destruir la obra de arte, sino dar la nota bien alta dada la hipoacusia que aqueja a los que nos gobiernan. El cuadro sigue intacto, sólo se necesitó una bayeta para dejarlo como nuevo. Suponemos que lo de despegarlos de la pared fue una operación más complicada.
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