La nueva ley de bienestar animal prohíbe algunas de las mascotas más populares en las familias españolas, algo que aplaudo. En general, siempre he pensado que el que acoge o compra un animal de compañía lo hace por motivos egoístas, puesto que no es una decisión a favor del bicho, sino del humano. Porque le provoca compasión, porque se siente solo, porque le gustan los animales, porque recuerdan con cariño aquel perrito que les endulzó la niñez. Por lo que sea, pero siempre para satisfacer necesidades emocionales propias. Por eso vemos cada dos por tres perros grandes, de razas que necesitan hacer ejercicio y marcar territorio, encerrados en un ridículo balcón. O gatas sin castrar que acaban pariendo una vez y otra porque sus dueños son incapaces de ponerse en su lugar. Y, el colmo, especies completamente ajenas al concepto de «compañía» metidas en una jaula, una caja, una pecera, para solaz de alguien que encuentra cierto placer en observar a una tarántula, una serpiente, un ratón o una rana. ¿Alguno de esos dueños de mascotas cree que ese bicho puede ser feliz o tener una vida digna en esas condiciones?
Bichos
Palma14/11/22 0:29
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2 comentarios
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No hubiera estado de más decir qué mascotas prohíbe la nueva Ley. Es lo que hace a un periodista, informar.
Poc a poc anam posant cordura.