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La cercanía de las elecciones destapa la estrategia de cada partido para convencerle de que elija la papeleta con sus siglas. Los de izquierdas compiten entre sí por atribuirse el mérito de cada logro conseguido, como el traspaso de Costas, la parte fiscal del REB o el tranvía de Palma. Cada cual se cuelga la medalla y así es imposible aclararse a quién hay que premiar con el voto. El PSOE da una imagen de moderación frente a Podemos y Més, que desde la Comissió de Medi Ambient u otros organismos estratégicos, exhiben su sectarismo extremista. Ahora plantean incrementar la ecotasa, pero Armengol se niega. Que pasen por radicales ellos, que a los socialistas no les hace ninguna falta. Al contrario, si usted es votante de izquierdas y opta por la moderación, la papeleta del PSOE será su opción preferida. Los socialistas vienen a decir que si no dependieran de Podemos y Més, las cosas serían más fáciles y razonables. Por el otro lado, el PP que defiende Marga Prohens se ve forzado a escorar su discurso, más a la derecha, donde Vox les espera con los brazos abiertos, confiados en que los populares les necesitarán si quieren instalarse en el Consolat de Mar. El PSOE se vende como el centro político ante la radicalidad de sus socios. Unos crean problemas y ellos los solucionan. Queda mucho aún.