Llevamos meses trajinando noticias –a cuál más deprimente y preocupante– sobre la ocupación vandálica de la antigua sucursal de La Caixa en la calle San Fernando; un local estupendo en una zona antaño dinámica. Hoy los operarios proceden a limpiar el lugar seguramente para ponerlo a la venta. El mismo destino les espera a cientos –quizá miles– de propiedades similares. La banca ha llevado a cabo su propio via crucis desde la debacle de 2008 y ha desmantelado oficinas y plantilla hasta quedarse en los huesos, depositando toda su confianza –y su negocio– en las máquinas y en las habilidades on line de los clientes. Pero esa es otra triste historia. La que hoy nos ocupa es la de una sucursal que hace unos años ofrecía un servicio a los vecinos y hoy no es más que un fantasma. Igual que tantos otros locales de este barrio y de otros que daban vida, movimiento, dividendos y alegría a las calles que no pertenecen al centro turístico de la ciudad.
La sucursal triste
Palma14/01/23 0:29
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