Se sabe que le gustaría volver, pero más allá de las conjeturas extraídas a partir de declaraciones algunos ministros, no está claro quién le impide volver.
La institución que él contribuyó a asentar cumpliendo escrupulosamente con el papel que la Constitución asigna al Rey como jefe del Estado está consolidada en la práctica diaria que desarrolla con prudencia y destreza su hijo, el rey Felipe VI. Solo una parte de la clase política que se declara antimonárquica y defiende objetivos republicanos niega el legado histórico de Juan Carlos I. Estos días en los que ha sido noticia la muerte de su cuñado, Constantino de Grecia, que fue rey del país heleno y perdió la corona por respaldar el golpe de Estado de los Coroneles el 21 de abril de 1967 ha sido inevitable establecer un paralelismo entre la conducta de uno y otro frente a una amenaza similar.
En España, la actuación del rey Juan Carlos I el 23 de febrero de 1981 fue decisiva para frenar el golpe urdido por el teniente coronel Antonio Tejero, el general Jaime Milans del Bosch y otros militares. En Grecia triunfó y el respaldo del rey Constantino a los militares sublevados le acabó costando el trono porque, tras la caída de la dictadura, en 1974, el pueblo griego en referéndum apostó por instaurar la república. Convendría no perder la memoria y recordar estas cuestiones para concluir que el exilio impuesto al rey emérito no está justificado y no hay motivo para demorar su regreso a España.
3 comentarios
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sablech2No lo discutiré, aunque me huelo que los fueros no aprovechan su posición para llevarse comisiones ni viven a cuesta del erario público ni se adjudican el patrimonio nacional.
Jaume PataumeTambien son anacronicos los fueros en caso de Navarra y pais Vasco
Lo único que es seguro que está impuesto es su figura anacrónica en una sociedad supuestamente democrática.