El 28 de julio habremos agotado los recursos naturales disponibles en la tierra para todo el año. Es el día de la deuda ecológica de la tierra, a partir del cual nuestra actividad estará consumiendo los recursos naturales del año siguiente. Hemos pasado de usar el 70 % del capital natural disponible cada año para los humanos en los años 70 del siglo XX a necesitar casi 1,8 planetas Tierra cada año, explica Alessandro Galli, referente en metodologías de estudio de la huella ecológica.
Recibimos impactos a diario sobre las consecuencias del cambio climático. Los medios han difundido ampliamente los datos que reflejan la situación actual y los riesgos que ven los científicos. Como reproducía la entrevista en este periódico a Carlos Moreno, el máximo teórico internacional de la ciudad de los 15 minutos, hay posibilidades de reconciliar una política de final de mes coherente con una política de final del mundo, pero hay que hacerlo ya. El cine sigue siendo un arma poderosa para remover conciencias. Hay ejemplos recientes como No mires arriba o El sentido del agua, la segunda película de Avatar, estrenada recientemente. En El nombre del mundo es bosque, la novela que inspiró al director James Cameron, la magnífica Ursula K. Le Guin ya recordaba las consecuencias de anteponer la codicia humana al equilibrio de la naturaleza.
Dando un paso más, hay que alabar que la Universitat de les Illes Balears haya impulsado la Assemblea pel clima, una iniciativa que tiene el ambicioso objetivo de explicar el conocimiento científico a gente de a pie y que estos ponderen qué cambios son más necesarios, por dónde hay que empezar y qué sacrificios de nuestra forma de vida actual consideran más importantes para reducir las emisiones, porque las renuncias son inevitables. No es lo mismo querer ser un destino circular que serlo. Yo, por ejemplo, me pregunto qué sentido tiene seguir llenando Mallorca de polígonos de servicios para ir a comprar en coche. ¿Por qué no han construido casas encima del Mercadona? La Assemblea está formada por 60 ciudadanos que representan la sociedad mallorquina por sexo, edad, localidad, nivel de estudios y nivel de ingresos, y que no tienen el peso de tenerse que presentar a unas elecciones el 28 de mayo para poder decir lo que piensan.
Es fácil volverse pesimista y apocalíptico. Este verano, Mad Max no parecía un escenario tan lejano. Sin embargo, iniciativas como la Assemblea pel clima retornan esperanza. Tenemos tecnología, ideas y recursos para aprender a vivir de otra manera, más en armonía con el mundo, y mitigar, mientras podamos, las nocivas consecuencias del cambio climático. Y sobre todo, hay que alzar la voz y ser más exigentes con los que toman las decisiones.
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