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El Colegio Oficial de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos de Baleares, ha anunciado que el proyecto del tranvía para Palma adolece de falta de estudios fundamentales. Vamos, que no tiene chicha. Según los ingenieros, el proyecto de marras carece de una justificación técnica, funcional y económica, por lo que solicitan un análisis previo de cuestiones básicas y elementales. Lo cual quiere decir que detrás del anuncio político no había ningún compromiso real para la realización del proyecto.

Hace un par de meses, en esta misma columna, advertía el carácter electoralista de la noticia. La historia del tranvía para Palma es un proyecto de ficción que comenzó hace más de diez años y, al parecer, tuvo sus buenos réditos en las urnas. De lo que se trataba entonces, que es lo mismo de lo que se trata ahora, era prometer la construcción de un tranvía para la ciudad como quien promete café gratis para los que muestren la Tarjeta Ciudadana.

Sin embargo, los ingenieros del gremio, que son los que tienen la voz autorizada, han confirmado mis sospechas. No hay un proyecto serio ni real detrás del anuncio electoralista. No se ha hecho un estudio sobre la afectación en el tráfico, nada sobre el impacto visual, ni una palabra sobre la rigidez de las vías, silencio total sobre las características de las catenarias, mutis sobre la sostenibilidad ambiental, ausencia de análisis del impacto en el tráfico. El proyecto del tranvía no solo no tiene tranvía sino que no tiene proyecto. Porque para tenerlo, tendrían que haber hablado con los expertos, que para eso están. Pero, para qué hablar con los ingenieros y técnicos de un proyecto que es un trampantojo. Qué lástima que la política se haya convertido en el arte del engaño y los políticos en magníficos prestidigitadores de las ilusiones de la población.