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Los jóvenes entre 18 y los 39 años, según un reciente estudio global, tienden a ser menos religiosos y dejan de creer. Según este mismo estudio el 51 % de los adultos más jóvenes considera que la religión es muy importante, en comparación con el 57 % entre personas de 40 años o más. Una diferencia de 6 puntos porcentuales. En cuanto a los jóvenes de España, el estudio nos muestra los siguientes datos: para casi la mitad (50 %) de los jóvenes españoles, la religión no tiene ningún tipo de importancia en sus vidas. Por primera vez, los resultados del estudio arrojan que el número de jóvenes católicos muy practicantes es mayor en el género masculino. También se ha apreciado que existen «creencias extrañas al pensamiento cristiano». En esta franja de edad, la creencia más aceptada, con el 68 % de personas, es el karma. Otras creencias son: el chamanismo, personas con poderes especiales, brujería. El 26 % de jóvenes creen «en la predicción de futuro» (horóscopos, astrología, leer las manos, tarot); y el 23 % en las energías curativas como la cristaloterapia, el reiki y las piedras energéticas.

Nos es incomprensible que Dios exista, e incomprensible que no exista. Nos lo adelantó Pascal. Hablamos de algo que desborda nuestro conocimiento y conciencia. La psicología y como ciencia ha rehuido el reto de lo indemostrable, pero el objetivo de su saber, las personas, somos conscientes de los interrogantes existenciales, de un vacío que demanda respuesta, de una nada inaceptable. Al ser humano, podemos definirlo como social, racional, con lenguaje, con capacidad de recordar, anticipar, llorar, reír, creer, transmitir, y estaremos en lo cierto. Pero quizás resulte, más verdad afirmar que el ser humano, es un ser espiritual. Es factible escribir sobre el olfato, pero inviable aproximar los aromas. Pese a ello, dar prioridad a la espiritualidad me parece justo, necesario, esencial. Cosa que en la actualidad no se da. Triunfa la materia sobre el espíritu.