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Hay algo de impostura en la actitud de Pedro Sánchez y del PSOE a cuenta de su enfrentamiento con Podemos, vía Irene Montero e Ione Belarra, a cuenta de la fallida ley del ‘solo sí es sí'. Cualquiera diría que las costuras de la coalición están a punto de estallar. Pero en mi opinión hay mucho de estrategia electoral en ese enfrentamiento. Un enfrentamiento que favorece a ambas formaciones, porque mandan un mensaje clarísimo a sus votantes.

Desde el PSOE pretenden que los votantes socialistas vean lo mucho que ‘sufren' teniendo que gobernar con los podemitas y que están hartos de tener que lidiar con ellos. Desde Podemos el mensaje es que si los socialistas han legislado desde la izquierda se debe a su presencia en el Gobierno. Cada cual intenta que su parroquia se compadezca de esa convivencia, ahora bronca.

Lo cierto es que la ley del ‘solo sí es sí' se aprobó en las Cortes con 205 votos afirmativos, es decir una amplísima mayoría entre los que se encontraban los diputados socialistas. Es más, Pedro Sánchez y muchas de sus ministras, amén de otros dirigentes del PSOE, defendieron la ley con un entusiasmo rayano en la soberbia, hasta que no han podido evitar darse por enterados de las consecuencias de dicha ley y de su rechazo en amplias capas de la sociedad. Así que ahora el presidente y el PSOE parecen enfadados con Podemos y en Podemos parecen enfadados con el PSOE, lo que les viene estupendamente a ambos más allá del problema de fondo. Al igual que habrá un problema, tarde o temprano, con las consecuencias de la ley trans.

En cualquier caso la pregunta que los votantes nos podemos hacer es si Sánchez volverá a gobernar con Podemos en caso de que no obtenga escaños suficientes y si Podemos volverá a coaligarse con el PSOE si tiene la oportunidad de seguir en el Consejo de Ministros y la respuesta es obvia: Sí.