Sa bassa blanca

Me sucedió hace pocos días con el museo de sa Bassa Blanca. Tuve la oportunidad de visitarlo hace unos años, cuando grababa un programa para IB3 Televisió que se titulaba Mallorca, terra de passions. En aquella ocasión, entrevisté a Ben Jakober y Yannick Vu, una pareja de artistas y de apasionados coleccionistas de arte. Me gustó su entusiasmo, su amor por el arte, el buen gusto y la originalidad de su fundación. La conversación fue enriquecedora, y grata.

Al regresar a sa Bassa Blanca, he vuelto a disfrutar con la visita a la casa de los artistas, convertida en un magnífico recinto donde se expone arte ecléctico e interesante. Desde la sorpresa de la pintura australiana, o la explosión colorista del arte africano, o el misterio de las piezas magrebíes.

En los diferentes espacios del centro, se unen piezas tradicionales y obras modernas. Se pueden observar objetos de épocas lejanas junto a otros más actuales, magia y delirio en el escenario bellísimo de las diferentes estancias de una casa reformada al estilo árabe. Se trata, sin duda, de un lugar muy especial, fruto de dos vidas dedicadas a coleccionar arte y ofrecerlo a los mallorquines.
Quiero mencionar especialmente la colección ‘Nins', una serie de cuadros protagonizados por niños de pintores holandeses, ingleses y franceses de entre los siglos XVI a XIX. Es realmente una colección impresionante.

También tengo que describir la belleza de los jardines, llenos de esculturas de gran tamaño y enmarcados por la visión impresionante del cielo y el mar. El paisaje acompaña, sin duda, la fuerza de la creación artística. El museo está abierto durante todo el año, en un ejemplo de invitación continuada a compartir las pasiones y las vidas de los Jakober. Sin duda, es una cita pendiente para los amantes de la belleza, para los escolares y estudiantes y todos aquellos que quieran descubrir un lugar lleno de magia.