Los estudiantes de mayo del 68 se volvieron honderos a lo bestia porque querían mostrar al mundo que debajo de los adoquines de París había playas. Los hijos de aquella revuelta están en Palma. Le han dado una vuelta a la metáfora y se han ido de pícnic a la plaza. La semana pasada se publicó una fotografía de unas chavalas que montaron mesa y silla en pleno centro histórico, en la plaza de Sant Jeroni. Hijas del turismo de alquiler, le enmendaron la plana al Occupy para darse una merendola de mallorquinidad. Si sus padres emularon al hondero balear, por qué ellas no iban a asemejarse a nuestras bisabuelas y abuelos saliendo a la plaza a tomar la fresca. No lo habría podido idear mejor ni la mejor campaña turística de este archipiélago que, al parecer, a tenor de sus anuncios nada más llegar al aeropuerto, parece el paraíso, un territorio virgen al que explorar.
Turistas ‘a la fresca'
23/04/23 11:43
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