El Primero de Mayo es día de reivindicación de la clase trabajadora y este año no es una excepción, ni mucho menos; más bien al contrario. Es un día para exigir subidas salariales, bajadas de precios y reparto de beneficios, tal y como reza el lema de las manifestaciones que recorrerán las calles de nuestro país. El lema sintetiza muy bien el contexto que vivimos, marcado por la pérdida de poder adquisitivo de las personas trabajadoras, fruto de las crisis encadenadas que hemos padecido; pero, de la misma manera, será un Primero de Mayo muy marcado por las elecciones municipales y autonómicas que se celebrarán el próximo 28 de mayo.
Debemos reivindicar mejoras para los trabajadores de nuestra comunidad; pero, también, debemos recordar que estamos ante un Primero de Mayo con los mejores datos de empleo de la historia de nuestra comunidad. ¡Quién nos lo iba a decir hace apenas tres años! Rozamos el pleno empleo y tenemos récord de afiliaciones a la Seguridad Social y, además, hemos firmado buenos convenios colectivos en los principales sectores económicos de nuestra comunidad.
Estas cosas no caen del cielo sin más y por ello ligamos este Primero de Mayo al ciclo electoral. Los datos son el fruto de determinadas políticas económicas y sociales, tanto estatales como autonómicas. Sirva de ejemplo la subida del salario mínimo interprofesional un 47 %, la revalorización de las pensiones según el IPC o la reforma laboral que ha reforzado la negociación colectiva y ha cambiado el paradigma de la contratación, transformándola en estable. Así, estas políticas han llegado directamente a las personas trabajadoras a través de los ERTE, las prestaciones extraordinarias para los fijos discontinuos o las más recientes del escudo social, como son el complemento a las prestaciones, los subsidios por desempleo, la gratuidad del transporte y de las tasas universitarias. Además, también se ha llegado a las empresas y, por tanto, se ha protegido nuestro tejido productivo; esto ha hecho que seamos la economía que más crece en nuestro país –el doble de la media estatal– y, lo que para nosotros reviste mayor importancia: se han logrado desde el diálogo y la concertación social.
Estas son algunas de las razones por las que este Primero de Mayo los trabajadores y las trabajadoras debemos ir a votar a favor de nuestros intereses; es decir, a favor de las políticas que, pensadas en clave de progreso, son generadoras de empleo y capaces de mejorar nuestras condiciones de vida.
Estamos en un momento de la historia, en una encrucijada, donde no podemos errar. Lo tenemos todo para poder ser una comunidad, ejemplo a seguir en las transiciones que están en marcha, especialmente, la energética y la medioambiental; pero, también, para afrontar con garantías los retos más inmediatos, tanto económicos –con la transición del modelo turístico–, como sociales –afrontando la crisis habitacional que lo condiciona todo–.
Los sindicatos de clase no somos ajenos a la política, más bien al contrario, ejercemos una función socio-política y estamos en la disputa de las condiciones de vida de las personas trabajadoras. Por eso, este Primero de Mayo hacemos un llamamiento a todas las trabajadoras y los trabajadores para que el 28 de mayo voten y lo hagan a favor de sus intereses. De esta manera, podremos poner barreras al paso de aquellos que, con sus políticas, laminan los derechos de la clase trabajadora, representan una clara involución democrática, y que se han opuesto, sistemáticamente, a todas y cada una de las medidas y de las políticas que han servido para proteger a las personas trabajadoras.
Este Primero de Mayo es un día de reivindicación para mejorar nuestras condiciones de trabajo, nuestras condiciones de vida y para defender la democracia.
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