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La libertad, Sancho, es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos; con ella no pueden igualarse los tesoros que encierra la tierra ni el mar encubre, por la libertad, así como por la honra se puede y se debe aventurar la vida, y, por el contrario, el cautiverio es el mayor mal que puede venirle a los hombres». Así se expresaba Don Quijote.

La privación de libertad es efectivamente el mayor mal y por eso los códigos penales y los jueces deben ser extremadamente rigurosos con la imposición de penas y con los hechos probados. Nada compensará nunca a una persona de una condena injusta y de una pena de cárcel por unos hechos no cometidos.

Si la protección de la libertad individual es muy importante, la protección de las libertades de los ciudadanos en el ámbito político es primordial y debe estar alejada de cualquier tentación de restringirlas. Solo cuando se ha perdido nos damos cuenta de lo que representa la libertad. Ya conocemos lo que el comunismo, el fascismo, el nazismo o el gobierno de los militares han conseguido al limitar o suprimir las libertades.

Los gobiernos deben ser extraordinariamente rigurosos a la hora de tomar decisiones que puedan implicar una limitación de las libertades al perseguir un bien común. ¿Podemos corregir las injusticias a costa de la libertad? Se hace cada vez más evidente que los grandes retos de nuestra sociedad van a plantear la necesidad de recortar la libertad de empresa o a intervenir en los mercados. La lucha contra el cambio climático, las medidas contra la masificación del turismo, la gestión de la energía de manera eficiente y otras más ¿pueden acometerse sin quebrar la libertad?

¿Se puede prohibir el uso individual de automóviles que se han comprado legítimamente en un mercado libre? ¿Se puede cerrar la puerta a los turistas al llegar a un determinado número? Aquí en Palma, ¿sería lógico que solo se admitiese un crucero por día? ¿Se podrán imponer las medidas contra la voluntad y la libertad de la gente? Es probable pero siempre con control parlamentario. Me parecen cuestiones muy relevantes que si no se resuelven bien, favorecerán a los populismos.

Es muy complicado tomar medidas muy coercitivas a corto plazo para alcanzar objetivos todavía invisibles a largo plazo. Habrá que obtener consensos entre las fuerzas políticas para objetivos comunes que afectan a la humanidad y no solo a los votantes de un partido. No tengo la respuesta a todo, pero si no nos lo planteamos nunca encontraremos la respuesta.

Hay que saber muy bien para qué sacrificar la libertad. De lo contrario perderemos la libertad y además no alcanzaremos lo que deseamos.