Ahora todos sabemos la diferencia que existe entre un submarino y un sumergible, pero para ello han tenido que morir cinco personas. Al menos es algo que no cuesta memorizar. Que un día de septiembre de 2001 aprendiéramos que el acero se funde a 1.500 grados costó cosa de tres mil vidas, pero yo mismo he tenido que buscar hace cinco minutos el dato en internet para confirmarlo porque ya no estaba del todo seguro. Chernobil, Fukushima... Hay algunos lugares que solo somos capaces de situar en el mapa –y aun así un tanto a ojo– gracias a las calamidades de las que han sido escenario. Ya no hablemos de Wuhan, de la que antes de saber incluso cómo se escribía aprendimos que tiene un laboratorio y un mercado. Pero para tragedias con épica, ninguna como las de una buena guerra.
Referentes e identidad
Palma29/06/23 0:29
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2 comentarios
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Tothom sap que un incendi d'oficina on cremen papers arriba a més de 1500 graus, no?
España es un país enfermo en una Europa moribunda. Lo mejor es irse a Canadá o la parte norte de EEUU.