Hace casi un siglo, en 1929, Dashiell Hammett se inventó en Cosecha roja el primer detective sin nombre, un tipo gordo y tozudo, que no resolvía los casos criminales por lógica y deducción, sino a patadas. Patear (calles, garitos, personas) era su forma de investigación. Tampoco tenía costumbre de argumentar, sino de engañar y liar las cosas, pues como ahora ya sabemos todos, en los grandes problemas como los que sufría la ciudad de Poisonville (corrupción, crimen, estafa) no hay lógica ni argumentación que valga. Y ahí, justamente ahí, empezó la contemporaneidad. Es decir, el presente. En ese mismo año 29, mira por dónde, tuvo lugar el famoso crac del 29, la mayor calamidad bursátil de la historia, y luego la Gran Depresión, que a su vez generó muchísima literatura narrando un mundo sin sentido, inmune al razonamiento, donde todo se resuelve a tiros y mentiras.
‘Cosecha roja’
Palma30/06/23 0:29
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