Hace unos días se celebró lo que en las revistas de papel couché se cataloga como «la boda del año». Un vodevil que a la revista Hola le ha costado la friolera de un millón de euros de peaje para hacerse con la exclusiva. Sin embargo, como periodista, lo que más me duele de este tipo de acontecimientos es el enorme despliegue de trabajo, horas de dedicación y esfuerzo profesional de un montón de empleados del medio. Eso que no se ve, pero que está ahí. El trabajo invisible que hace posible que luego los lectores disfruten del reportaje. Cincuenta páginas y más de cien fotos, casi nada. Sin embargo, son eventos rentables porque la revista capta publicidad extra y las ventas se disparan. Hasta aquí, todo correcto. Pero, ay, en el país de los ciegos el tuerto es el rey. Y España es el país de los chorizos, no cabe duda. La publicación más importante del universo del cotilleo se vende a 2,60 euros de forma semanal.
Miserias
Palma20/07/23 0:29
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2 comentarios
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La cultura s'ha de pagar, ara bé, la premsa rosa no és periodisme
A mí me preocupa mucho más las opiniones TELEDIRIGIDAS a los medios todos los días para su reproducción. No nos jugamos 3 €