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Una de las batallas más largas de la I Guerra Mundial fue la batalla de Verdún, que se prolongó a lo largo de casi todo el año 1916. Costó la vida a unos 700.000 soldados, entre franceses y alemanes, y el general Philippe Petain logró detener el avance de las tropas alemanas, e hizo famoso el lema ‘On ne passe pas’ (No pasarán).

Al principio de la Guerra Civil española, la diputada comunista Dolores Ibárruri, que salió elegida en las fraudulentas elecciones de 1936 ante el asedio a Madrid pronunció un discurso, en el que tomó prestado el lema de ‘No pasarán’. En un país como España, donde se lee poco, y el conocimiento de la Historia no levanta pasiones, se atribuyó la frase al ingenio de la diputada comunista.

Lo que me sorprendió es que la pasada noche electoral, simpatizantes y militantes del PSOE, ante la sede, rememoraran el grito de ‘¡No pasarán!’, procedente de aquella República, donde los republicanos fueron despachados, poco a poco, por la fusión de socialistas y comunistas, en el llamado Frente Popular. Pero me sorprendió unos pocos minutos, porque hube de reconocer que la asociación de comunistas, socialistas y separatistas de los tres últimos años, liderada por Pedro Sánchez, no era sino una ‘restauración’ del Frente Popular que ganó con un pucherazo y mucha violencia las elecciones de febrero de 1936.

En realidad, cuando desde el PSOE se acusa a la derecha de querer retroceder 20 o 40 años, parece que no es otra cosa que molestias por la competencia, porque la militancia socialista, en la noche electoral, retrocedió 87 años, en un contexto donde no había existido pucherazo, no se habían registrado actos violentos y, desde luego, no había el menor atisbo de una guerra civil, gracias a una Transición ejemplar, liderada, por cierto, por Juan Carlos I.

Solemos acusar a Pedro I, El Mentiroso, de carecer de un programa, de un plan, pero no es cierto. Ha luchado con denuedo para lograr dos Españas enfrentadas y, desde luego, lo ha conseguido en parte.