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Entre calores extremos y masificación turística, de vacaciones o trabajando, esperamos a ver cómo se resolverá el puzle de partidos para formar nuevo gobierno, ajenos a lo viene después. Porque habrá que hacer frente a la deuda contraída con el llamado Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia para España de la Unión Europea, un eufemismo para disimular el ‘rescate' que, como siempre, viene acompañado de letra pequeña de la que nada o muy poco se ha dicho durante la campaña electoral.

Los ‘hombres de negro', demasiado evidentes y cuestionados, han sido sustituidos por las grandes consultoras privadas que ya se han instalado en diferentes organismos públicos para asegurar que se llevarán a cabo las reformas estructurales que acompañan a los fondos y que han definido los acreedores del capital financiero, a su conveniencia y beneficio.

El próximo Gobierno tendrá que pagar la deuda y aplicar medidas ya decididas, en materia laboral y de pensiones, sobre la liquidación silenciosa del sector público, a base de amortizar plazas y sustituirla por interinos, acompañada de la externalización y privatización de servicios fundamentales. Al margen de que haya o no pacto de Estado para formar gobierno, el pacto de silencio y aplicación al respecto es más que evidente. Como afectados, nos corresponde a nosotros decidir si nos quedaremos atrapados en la dinámica partidista derecha-izquierda o si levantamos la mirada y empezamos a ver la realidad política en clave de Estado.