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Con el no irreversible, en lo que pueda tener de irreversible la política española, del Partido Nacionalista Vasco (PNV) a la investidura de Alberto Núñez Feijóo como presidente del Gobierno se antoja inútil la convocatoria de los plenos del Congreso que ya ha efectuado Francina Armengol. Por activa y por pasiva, los nacionalistas vascos le han dicho al líder de los conservadores que no tendrá sus votos si ello supone aliarse con Vox. Cierto es que sólo le faltan cuatro votos a Feijóo para alcanzar la mayoría absoluta, pero ésta es una meta imposible de alcanzar, por mucho que se quiera retorcer la matemática parlamentaria.

Y es que Alberto Núñez Feijóo deambula por un laberinto sin salida, como lo demuestran sus devaneos, ahora, con su disposición a hablar con Junts –léase Carles Puigdemont– e, incluso, apelar a una eventual disidencia entre los propios socialistas para que haya un levantamiento contra Pedro Sánchez. Otra quimera. El sentido común apunta hacia una repetición de las elecciones generales, cuyo resultado es tan democrático como garante de la inestabilidad institucional desde el primer minuto; tanto con el PP como con el PSOE. Esta legislatura ha resultado fallida, a lo sumo uno o dos años. A pesar de ello ninguno de los dos responsables de las grandes formaciones estatales quiere dar su brazo a torcer y se han embarcado en una clara guerra de desgaste.

Con el encargo de Felipe VI a Feijóo para que intente recabar los apoyos que le hacen falta, Pedro Sánchez ha optado por la paciencia mientras cede diputados a sus futuros socios (ERC y Junts) para que puedan disponer de sus propios grupos parlamentarios, dispuesto a ver pasar el cadáver político de su adversario por delante de las puertas del palacio de La Moncloa. Ganar tiempo, esta parece ser la máxima del momento, alcanzar el objetivo por agotamiento del contrincante; como si de un combate de boxeo se tratase. Me imagino que todo esto a la parroquia socialista le servirá para acrecentar la leyenda de Sánchez, aunque ello suponga la confirmación de su irresponsabilidad como mandatario; sólo su mentor –José Luis Rodríguez Zapatero– sería capaz de actuar así.

Serpientes de verano

Décadas atrás era bastante común que los medios se hiciesen eco de noticias inexistentes o irrelevantes durante los meses de estío; eran las llamadas serpientes de verano, las cuales se exageraban hasta lo caricaturesco. Los tiempos han cambiado, cierto, pero el problema persiste aunque el impacto es mayor. La Unión Europea señala que el cambio climático puede provocar una caída en la demanda turística en las Islas por la subida de las temperaturas, pero parece que nadie repara en las consecuencias de ese goteo constante de noticias referidas a borrachos en los vuelos a/desde Eivissa o que Magaluf sea un sinónimo de destino degradado en Mallorca. Por el contrario, la playa de Benidorm es un lugar idílico para unas vacaciones en familia. Las instituciones siguen confiando en la pétrea fortaleza de Balears como destino turístico en todos los mercados, una premisa que puede cambiar en el momento más inesperado y entonces ya será tarde para reaccionar.