Hace solo dos meses, durante la campaña electoral, Sánchez proclamaba que la amnistía no tenía cabida en nuestra Constitución. Aunque perdió las elecciones –el ganador fue el PP– advirtió que con los resultados obtenidos por el PSOE unidos a los de Sumar y los de todos partidos minoritarios que ya una vez habían apoyado su investidura podría repetir la jugada. Pero para revivir a Frankenstein tenía que remover un obstáculo. Necesitaba el apoyo de un prófugo que, a cambio, exigía ser amnistiado por los delitos cometidos en el intento de golpe del ‘procés' y qué, además, quería volver a Cataluña bajo palio: como el héroe capaz de conseguir que el Gobierno de la ‘aborrecida' España declarara que el referéndum del 1 de Octubre del 2017 fue legal y que fueran borrados los delitos, pendientes de juzgar, de cuantos participaron en aquella jornada.
Y en eso están trabajando, buscando una ‘fórmula que encaje'. Sí Sánchez sigue adelante con su plan y consigue forzar en un tiempo récord la aprobación de una ley de amnistía –como exige Puigdemont– el desgarro que va a provocar en el ámbito de la Justicia será grande.
Hace solo dos meses durante la campaña electoral Sánchez negaba con rotundidad cualquier posibilidad de amnistía. Ahora necesita los votos de los seguidores del prófugo y no se detendrá. Tiene prisa.
4 comentarios
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No será que el que tiene prisa es su idolatrado pepe
"España no es una dictadura y no tenemos presos políticos." Tenim piolins, policia "patriòtica", villarejos, poder judicial caducat a posta durant cinc anys... i tot per evitar votar. El problema és que un % dels espanyols no toleren les cultures no castellanes
La situación no puede ser más amarga: o tenemos gobierno del PSOE con Sumar y los partidos minoritarios, o gobierno del PP, con Vox. Cosa que no dice el Sr. Bocos ni ninguno interesado en que gobierne la derecha. La realidad es que la alternativa es un gobierno del PP, CON VOX. Es una elección que le toca hacer a la sociedad española.
España desde luego no es una dictadura, pero queda mucho por avanzar cuando los miembros del estado profundo (por no llamarlo cloacas) espían con un programa informático a dirigentes políticos del país y al mismísimo presidente. Y eso de que no había presos políticos sino políticos presos es una milonga monumental: un proceso político se enconó y se judicializó por el inmovilismo constante del Partido Popular. Se quiera o no, el melón territorial se tiene que abrir en algún momento. En Democracia nunca debería de ser delito sacar las urnas, aunque entiendo que con ello algunos temen perder poder e influencia...