El otro día comentábamos que quizá la forma «suave» de forzar a que aterricemos en ese mundo que han diseñado los mandamases para 2030 sea a base de manipular precios para que los consumidores normales y corrientes nos dirijamos obedientemente en un sentido o en otro. No seremos libres de elegir, no porque nos impongan límites, sino porque habrá cosas tan prohibitivas que nosotros mismos nos alejaremos con prudencia. Está claro que los salarios no van a dispararse en la misma medida que sería necesaria para combatir la escalada de precios. A lo desorbitado de la vivienda, que ya adquiere visos de locura, podemos añadir ahora los coches. La movilidad colectiva es lo que es. No nos engañemos, en transporte público apenas se puede uno organizar con eficacia. De ahí que todo el mundo opte por el coche privado. Pero, ay, ese mercado, aparte de las restricciones sufridas durante la pandemia, empieza a dar señales de agotamiento.
Sin sentido
Palma11/09/23 0:29
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1 comentario
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Se posa difícil la cosa. A veure si deixem de pagar els 5000 milions d'euros cada any a Espanya i podem posar un transport públic de qualitat