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De pronto ves que los libros se amontonan en el suelo, trepan por las paredes igual que insectos antediluvianos, invaden cada rincón formando madrigueras, se ocultan bajo de la cama como hacen los monstruos infantiles y ocupan todo el espacio hogareño; no se puede respirar ni en el pasillo y cuando encuentras alguno en el cajón de la cubertería, es señal de que esta plaga de libros zombis es ya irreversible. Igual que en una invasión alienígena, los libros quieren expulsarte de casa. Es hora de actuar. A la basura con ellos. No es delito tirar libros, pero está muy mal visto y mucha gente de la que no suele leer lo considera casi un sacrilegio cultural. Peor que dejar abandonado al perro. Los libros no se tiran, dicen con enorme severidad. Prefieren endosárselos a alguien, con el grave peligro de que algún incauto los lea, lo que no parece que sea una buena solución. Porque la mayoría son malísimos y aunque Chesterton abogaba por leer libros malos, al considerar que los buenos nos muestran cómo es un hombre y los malos cómo son todos, eso no implica que haya que guardarlos o regalarlos para que sigan haciendo de las suyas. Mejor llevarlos al contenedor de papel y cartón, para que los reciclen y salven la vida a un par de árboles. Estoy a favor de que si hay que tirar algo estúpido, aunque sea un libro, se tire sin más ceremonias y listo. Es lo que yo hago. Sin ceremonias ni ritos porque quemar un libro al día, como hacía el detective Carvalho de Vázquez Montalbán, es una chorrada intelectual. Igual que subir a un acantilado para lanzar al mar la propia obra, como los poetas románticos. Dante Gabriel Rossetti fue más lejos. Enterró sus versos con su amada muerta y luego tuvo que exhumarlos para bien de la cultura universal. Lo de encargar a un amigo que queme tus papeles, como hizo Kafka, es una broma. Estas cosas debe hacerlas uno mismo, como Gógol con Almas muertas II. El respeto reverencial por los libros (¡el libro!) es ridículo. Hay tanta basura libresca como de cualquier otro tipo, desechos orgánicos y residuos tóxicos incluidos. Y si hay que tirar libros, se tiran. Con mayor razón si el autor es uno mismo. No pasa anda. Yo lo hago.