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Sí a la convivencia política educada y positiva para la ciudadanía. Lo que tú dices puede ser cierto y adecuado, quizá más incluso que lo que yo digo. Aprendamos los unos de los otros. La verdad, esta entelequia que quizá sea inalcanzable –Aristóteles– es patrimonio de todos, no de una persona o de un grupo.

No al bloqueo sistemático y doloroso de la inmigración, legislemos adecuadamente su regulación, tan necesaria. Si no les abrimos la puerta de forma adecuada, no tenemos futuro. Cada vez menos jóvenes y más viejos, esto somos como grupo. Una situación insostenible, sin futuro, una pirámide regresiva. Es una situación típica de países desarrollados, con tasas de natalidad y mortalidad bajas, que comprometen su futuro social. Además, la solidaridad que debe presidir nuestra vida nos obliga a abrirles la puerta. El problema no es la inmigración, es la educación, ser distinto no es ser inferior y como dijo el gran Günter Grass, recordemos que «todas las grandes culturas surgieron a partir de formas de mestizaje».

Sí a la información de calidad, promovida y facilitada por gente que no improvisa, que sabe de lo que habla. Saber dónde está la buena información y usarla adecuadamente, he ahí el secreto del éxito, lo dijo Albert Einstein. Basta de redes sociales, de gente que no se sabe quién es y de dónde saca su ciencia. Basura.

No a la violencia de cualquier tipo. El violento pierde toda la razón que pudiera tener y se convierte en escoria. La violencia ejercida por una persona o por una nación les convierte en despreciables. La violencia es el último recurso del incompetente, palabras de Isaac Asimov.

Sí a la toma muy moderada, en buen sitio y en buena compañía de un buen vino o un buen licor o un buen coctel. ¿Qué hay mejor que sentarse en un buen sitio al final del día y beber una copa de buen vino con buenos amigos? dejó dicho James Joyce. Pero insisto: moderación y calidad son las condiciones que no deben ser olvidadas. Botellón descontrolado, ni uno.

No radical al tabaco, bajo cualquiera de sus formas de consumo, culpable directo de uno de cada tres cánceres que sufrimos, sin olvidar y teniendo muy presente que el fumador pasivo, el que convive con el fumador, sufre un 20-30 % de la patología tabaco causal. Fumar no te da más atractivo, te da problemas serios de salud. Pido con humildad pero con firmeza que se recupere la prohibición de fumar en las terrazas y de que la línea de salud «playas sin humo» se reescriba.

Sí a retener a los mejores fomentando la mejor enseñanza e investigación. No dejemos que por problemas de organización o financiación nuestros mejores jóvenes vayan a formarse lejos y se queden ahí, trabajando. Retengámosles ofreciéndoles presente educativo adecuado y futuro laboral atractivo. Tenemos gente muy buena con nosotros, formándose, me consta: hagamos todos juntos lo necesario para que se queden y enriquezcan la calidad de nuestra convivencia.

No a la inequidad en el acceso al trabajo bien remunerado y a los servicios básicos, vivienda, enseñanza, sanidad, justicia. Los ciudadanos, las ciudadanas tienen derecho indudable a vivir una vida digna y plena bajo todos los puntos de vista. Trabajo adecuado y bien remunerado, alejado de la explotación laboral, vivienda digna y enseñanza de calidad para todos, buena sanidad accesible y que la justicia no sea un laberinto de papeles, instancias, solicitudes, reclamaciones, que no sea verdad aquello de pleitos tengas y los ganes.

Sí a suprimir fronteras, banderas y nacionalismos medievales. El nacionalismo es excluyente y negacionista: soy mejor que este del otro lado del río –escuchad a Iva Zanicchi cantando La riva bianca, la riva nera–, no hablo como él, no como como él y no trabajo como él. ¿Y por esto soy mejor? No levantemos fronteras y derribemos democráticamente las que existen, seamos ciudadanos del mundo. Juntos, ayudándonos a ser mejores, más solidarios, haciendo del mundo, sin límites artificiales, nuestra casa común. Y simultáneamente cuidemos nuestro patrimonio, esta joya heredada, nuestras costumbres, nuestro idioma, nuestro entorno.

No al negacionismo del cambio climático. Esta gente que niega lo que para mí es evidente, ¿dónde viven? Estoy escribiendo en la terraza de mi casa, 18,10 horas, en manga corta y con un vaso de agua fría al lado. Como si fuera julio. El Parlamento Europeo ha declarado una prioridad luchar contra el cambio climático porque se ha evidenciado que de los 20 años más cálidos de la historia, 19 han transcurrido desde el año 2000: aumento de las temperaturas y riesgo de desertificación con mayores precipitaciones anuales y riesgos de inundaciones. No sé si yo viviré realmente la situación derivada, pero sufro por mis nietos.