El hombre que querrá reinar
Es público y notorio que la osadía del presidente Sánchez no tiene límites. Ha sido capaz de, con cargo al Estado y beneficio propio, pactar con los independentistas catalanes la compra de siete votos que le harán presidente del Gobierno (o sea, beneficiario del Falcon y de La Moncloa), al precio de una amnistía negociada con los amnistiables; un referéndum de autodeterminación, (o sea una propuesta de ruptura de la unidad de España, negociada con quienes quieren romperla); un mediador internacional, (nadie se fía de él) para vigilar el cumplimiento del espurio pacto; posibilitar investigar a los jueces que investigaron el ‘procés'; promocionar Cataluña en los organismos internacionales para que esté en pie de igualdad con España; lo mismo que sobre las demás CCAA; y como traca final, que en otras circunstancias seria hilarante, se pacta un revisionismo de la Historia de España partiendo de los postulados (o sea, las mentiras) que siempre ha manejado el independentismo desde 1714 hasta 2006. Además de una suma astronómica para pagar al independentismo una factura de agravios inventada. Etc.
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El gobierno de coalición ha ofrecido a los jóvenes el bono cultural y el transporte gratuito. A los jubilados les ha subido un 8,5% la pensión. Gran parte de estos colectivos han votado a PSOE o Sumar simplemente por esto y les da igual si Sánchez ha recibido el apoyo de Bildu, Junts o ERC para ser investido presidente. Les da igual si ha pactado con un partido que no condena los atentados de ETA en los que murieron también socialistas. Lo único que les importa es su bolsillo.