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Hace poco, un amigo mío me dijo: «El dinero no trae la felicidad, pero cuando se va, se la lleva.»

No pocas veces nos llenamos la boca diciendo: «El dinero no trae la felicidad», pero nos olvidamos de la segunda parte de la frase que afirma que «cuando este se va, se la lleva.»

Pensemos en una familia en donde el padre y la madre han perdido el trabajo y se han quedado sin dinero, ¿qué felicidad puede haber en ella?

Pensemos en una persona joven que no encuentra empleo en ninguna parte y se ha quedado sin un euro en el bolsillo, ¿qué felicidad puede tener?

Pensemos en un empresario cuyo negocio se ha ido a pique y no tiene nada, ¿de qué felicidad puede gozar?

La felicidad no radica en el dinero, pero también cuenta, y mucho. Seamos realistas.