Releyendo en estos días Kitab Tarihmayurqa, traducido por Nicolau Roser y Guillem Rosselló, y editado por la Universitat de les Illes Balears y la Presidencia del Govern, las sombras del pasado se alzan, entrelazando un paralelismo entre dos épocas distantes, pero inseparablemente unidas por la tragedia. El 31 de diciembre conmemora la conquista de Mallorca, una efeméride envuelta en el misterio y la incertidumbre, cuyo eco distorsionado suena en las lejanas tierras de Palestina, donde la guerra persiste entre la indiferencia y la desesperación.
La celebración de la conquista de Mallorca el último día del año, con sus 25.000 musulmanes fallecidos, evoca un inquietante paralelismo con los informes de la ONU con el mismo número de pérdidas humanas durante la invasión de Palestina entre 1948 y 1976. En medio de nuestras festividades, ¿detenemos nuestra atención para reflexionar sobre el paralelismo entre la conquista de Mallorca y el presente martirizado de Palestina?
La narrativa mallorquina, según esta obra editada por la UIB, se despliega como un sombrío escenario de genocidio, guiado por la figura ambivalente de Jaime I, el conquistador. Las luces efímeras de fin de año iluminan su celebración, pero en las páginas desgastadas de la crónica de Ibn Amira al-Mahzumi, resuenan los lamentos de aquellos cuyos hogares se desvanecieron en la vorágine de la violencia, una resonancia que encuentra eco en los suspiros actuales de Palestina.
En medio de nuestras celebraciones, ¿detenemos nuestra atención para considerar el paralelismo entre la conquista de Mallorca y el presente martirizado de Palestina? Mientras las calles resplandecen con luces navideñas, en la tierra de los profetas, las noches están teñidas de oscuridad y desesperación. El estruendo de las bombas encuentra un eco en la crónica de la conquista, donde los lobbies económicos de antaño desencadenaron guerras sin sentido ni motivo bajo las órdenes de los poderes fácticos del momento.
La dualidad entre celebración y tragedia nos invita a la reflexión. La crónica de Ibn Amira al-Mahzumi nos recuerda que la historia no siempre es un relato de héroes triunfantes; a veces, es una narrativa de víctimas silenciadas.
En esta dualidad de sombras y luces, la conquista de Mallorca y el conflicto en Palestina se entrelazan, incitándonos a mirar más allá de nuestras festividades. Mientras conmemoramos la efeméride de Mallorca, ¿podemos también abrir los ojos a la realidad de aquellos que hoy enfrentan el peso de la opresión? Mientras tanto, ¿qué hay realmente para celebrar en estos días?
2 comentarios
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... las religiones, causantes de odios y guerras, son un peligro para la Humanidad...
Empieza usted bien, Sr. Quadrassi...cuestiona usted la tradición mallorquina de celebrar la liberación de Mallorca de la ocupación musulmana...éste no era su territorio y los musulmanes lo ocuparon a principios del S. X. d.C. y lo hicieron con todo tipo de violencia y desmanes. La respuesta cristiana, en 1229, fue la lógica de quien ve su país ocupado y maltratado. Por tanto, si los musulmanes no hubieran venido, no hubiera sido necesario echarlos. Esa es la historia, aunque usted quiera cambiarla y, nuevamente, aparecer como víctimas de una situación qué habían creado ellos. Equipararlo con la situación actual en Gaza, es ridículo. Verá, es la dirigencia palestina que permite que grupos terroristas, tengan sojuzgada a toda la población de Gaza. Deberían luchar para liberarse de todo ese conglomerado de grupos violentos y vivir para la paz y el progreso de todos. Pero prefieren, como hace usted, echarle la culpa a los demás de todo lo que les pasa. Ya se que la realidad les importa poco, de lo que se trata es de culpabilizar a occidente (a los mallorquines, en este caso) de sus fracasos, de los actuales y de los históricos, para crear una mala conciencia colectiva, que les permita seguir agitando el panorama político internacional y recibiendo ayudas multimillonarias, que ni se justifican ni se ven. Por último, esta sociedad en la que usted está, le permite toda la libertad de expresión de la que un cristiano no dispone en Oriente Medio. Si la festa de sa Conquesta, no le gusta, no vaya y antes de recriminar a los demás, obsérvese a si mismo.