Soy un judío mallorquín con unos recuerdos infantiles plagados de escenas navideñas. Es así, no puedo evitarlo y, además, tampoco quiero. Al contrario, esos días aliento mis remembranzas porque reavivan la imagen de los seres queridos que perdí. Nunca sabré ya si el catolicismo de mis padres era impostado o si lo sentían realmente –en mi familia siempre tenías un cura o una monja a un tiro de piedra– pero la liturgia hogareña de las navidades era auténtica como el oro de 22 quilates y dulce como el turrón de almendras, aunque no empalagosa. Había unos ritos que cumplir que me afianzaban en la seguridad y el sosiego: «todo va a ir bien siempre». El viaje a Palma para comprar turrones, dulces y chocolates en can García, la visita a don Bartomeu Cortes –proveedor y amigo de mi padre, que tenía su pequeño despacho en ‘es set Cantons' y me obsequiaba con un billete de veinte duros como aguinaldo–; el solemne día en que acudíamos al Teatro Balear a ver el mayor espectáculo del mundo, ‘ses títeres': ese era el nombre que se daba en los pueblos al circo. Y la comilona familiar, que se iniciaba puntualmente a la una para finalizar cuando se adivinaban las primeras sombras vespertinas tras las persianas del salón. Incluso en día tan señalado como la Navidad mi padre abría la joyería unas pocas horas, «siempre puede venir un cliente rezagado». Tampoco hubiese podido evitarlo, puesto que la puerta de acceso a nuestra casa era la misma que la de la tienda. Y al día siguiente, ‘Segona Festa', visita a los abuelos.
Míos son los recuerdos
24/12/23 0:29
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2 comentarios
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Bon Nadal , això és el que passa quan tornam vells , sempre tornen els bons records de joventut . Aquesta societat a canviat a pitjor.
Bon Nadal. No es usted el único que añora eso. Algo se ha perdido por el camino y creo que todos somos reponsables. A mí me gustaría recuperar esa atmósfera, pero ya ni sé como. Necesitaría ayuda, pero a mi alrededor no encuentro quien esté por la labor. Nadal, para mis prójimos, es una cosa salida de un deparramento de "marketing". La desconexión religiosa es total, la familiar es parcial; y por tanto creo perdida su esencia y razón de ser. Es otra época. ¿Mejor?. Creo que no, pero es lo que hay. Salut i bones festes.