El que se tengan que habilitar créditos para financiar la reparación de fugas en la red de suministro de agua potable, como el anuncio que días atrás hizo la presidenta Marga Prohens ante el presidente del Consell de Mallorca, es un claro ejemplo de la improvisación con la que se trabaja en nuestras instituciones. Desde hace décadas. Con pérdidas sostenidas durante años de un 27 por ciento del caudal es inaceptable que sus responsables salgan impunes de su nefasta gestión, más cuando la meteorología -en este caso adversa por la escasez de lluvias- puede obligar a tener que adoptar decisiones drásticas. Es vergonzoso tener que confiar siempre en el comportamiento de un anticiclón para saber que la lluvia llegará a regar nuestros campos y llenar acuíferos y embalses.
Reclamar ahorro a los ciudadanos es imprescindible, pero hacer un buena gestión de los recursos también es una tarea de la Administración y sus responsables deben dar cuenta de ello. Si no se quiere repetir el cachondeo generado por la costosísima ‘operación barco', con el Cabo Prior atracado en el dique el Oeste, por la que bebimos agua del Ebro en Mallorca bueno sería que se comenzase a tener planes de contingencia. Con aquella idea se evitaron las restricciones, pero la broma se pagó desde 1997 hasta el 2006. En total se pagaron 27 millones de euros. De paso hay que recordar que el drama en la Isla siempre será menor gracias a las desaladoras ya instaladas y el trasvase de sa Costera; inversiones muy criticadas desde las organizaciones ecologistas y algunas de ellas impulsadas por Jaume Matas durante su etapa de ministro de Medio Ambiente. Digámoslo todo.
Hay que acabar ya con el afán de nuestro políticos por los golpes de efecto y reclamarles eficacia, la época en la que al votante se le convencía con un titular ya ha pasado. ¿De qué servirá reabrir el túnel del tren desde la plaza Mayor hasta el Parc de la Mar? ¿Tiene sentido? ¿Es sensato? La estrechez y la ausencia de salidas de emergencia, por ejemplo, permiten adivinar que estamos ante una ocurrencia más. La visita pastoral del alcalde Jaime Martínez al agujero en cuestión no le da más verosimilitud a la iniciativa. La prioridad es recuperar y dar sentido a las antiguas galerías comerciales de la plaza Mayor palmesana y evitar su degradación hasta un punto de no retorno. Ese es el tema.
Tensar la cuerda
resulta algo cansino ya tener que referirse al desparpajo continuo del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en su estrategia de doblegar hasta el extremo y en su beneficio nuestro marco jurídico. El último bandazo es el de la Fiscalía para evitar la consideración de terrorismo los actos violentos del independentismo catalán tras la jornada del 1-O de 2017, que de solicitar su consideración como terrorismo ahora defienda que se trataron sólo de disturbios callejeros; mera alteración del orden público. Lo que más sorprende es que durante años la kale borroka se consideró como terrorismo y sus responsables juzgados como tales, aunque como es obvio sus votos no fueron necesarios para investir a un presidente del Gobierno español. Estos ‘cambios de opinión' a los que nos quiere acostumbrar Sánchez&Cia. llegará el momento en que dejarán de encandilar a una mayoría de los ciudadanos.
2 comentarios
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Que una imputación de terrorismo se base en que a un turista (con problemas previos de corazón) le diese un infarto es un claro ejemplo más del lawfare con el que se ha perseguido a los independentistas catalanes.
Mesclar ous i caragols en un article no és molt lo seu. En quant a l'aigua, lo millor és reduir turisme i piscines. Les desaladores tenen un cost molt elevat i contaminen molt, ho hem de dir tot, no són cap solució, són part del problema.