TW
0

Este curso educamos peor que el curso pasado pero mejor que el curso que viene! El informe Pisa pasa el rodillo por la educación española. Desastre tras desastre y sin saber cómo poner remedio. Lo fácil es echar la culpa a los gobiernos y a los cambios de leyes educativas, lo cual es cierto hasta cierto punto. Tengo la impresión de que con esto de la educación habría que hacer una tabula rasa y comenzar de cero.

Los malos resultados del informe han provocado la reacción inmediata de la ministra del ramo educativo, que no ha tardado en anunciar incentivos para los profesores que logren que a nuestros jóvenes les guste lo que ha definido como matemáticas socioafectivas. A mí los incentivos me recuerdan a aquellos domadores de circo que premiaban con un azucarillo a los primates cada vez que completaban con éxito su actuación. Para la responsable del Ministerio, los azucarillos se traducirían en complementos salariales para aquellos docentes que utilicen enfoques competenciales cercanos a la vida cotidiana como propone la Lomloe. Lo que se traduce en la aplicación práctica de lo aprendido y, a la vez, fomenta la socioafectividad que hace que los alumnos disfruten con el aprendizaje. Aprender disfrutando y con sentimientos positivos. La experiencia ha demostrado que lograr que a todos los estudiantes les gusten las matemáticas es misión imposible. Lo cual es bueno, positivo y enriquecedor. Si a todos los estudiantes les gustase lo mismo y les disgustase lo mismo estaríamos generando clones sociales. Se terminaría la diferencia, la creatividad y la originalidad. Hay momentos en la vida -y la formación es uno de ellos- en los que tenemos que aprender lo que nos gusta y lo que no nos gusta. Entiendo que el éxito está en ayudar a descubrir la riqueza del aprendizaje y motivar el gusto por saber más.