En la reunión del Foro Económico Mundial del año pasado, que se celebra anualmente en la ciudad suiza de Davos, se definió el momento como de multicrisis, un calificativo tremendamente expresivo y gráfico. Quizás, simplemente, era un eufemismo para decir que el modelo neoliberal tradicional estaba haciendo implosión. En la edición de este año, hace apenas unas semanas, Christine Lagarde, la presidenta del BCE, de manera un tanto enigmática, definía la situación actual como que «empezamos a ver una normalización, pero hacia algo que no será la normalidad. Pasaremos de normalización a no normalidad». André Breton, en el primer manifiesto del surrealismo (1924), apenas cinco años antes de la Gran Depresión, decía «no comprendo por qué ni cómo vivo, cómo es que todavía vivo y, con mayor motivo, qué es lo que vivo». Definitivamente, Davos ha entrado en una nueva dimensión desconocida. No extraña, pues, que en este ambiente cabalístico se prestara especial atención a la IA. De hecho, una de las participaciones más esperadas era la del cofundador de Open AI, Sam Altman, que vino a confirmar que se trata de «una tecnología muy poderosa», algo que todo el mundo ya sabía. No estuvo a la altura de las expectativas, proyecto más sombras que luz sobre el tema, al reconocer que no sabía, ni podía, «decir con certeza exactamente aquello que va a pasar». Apenas habían transcurrido unos días cuando Elon Musk anunció que su compañía Neuralink había conseguido implantar con éxito uno de sus chips cerebrales en una persona. Contemplamos como la humanidad viaja, como la Alicia de Lewis Carroll, hacia un país desconocido, aunque probablemente no tan maravilloso.
La madriguera de Davos
Palma07/02/24 0:30
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2 comentarios
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Cock&RoiEl señor Zara lo que tiene que hacer en lugar de repartir migajas es pagar todos sus impuestos, y mejor si es en España 😉
Si fuera millonario ni de coña quisiera pagar más impuestos, me dedicaría en todo caso a la filantropía gastando el dinero en las áreas que yo considerara importantes y necesarias, no en las que consideren los políticos. Para muestra los insultos y desprecios hacia Amancio Ortega por parte de Podemos por sus donaciones para equipamientos oncológicos hospitalarios y en que se gastaba el dinero público Podemos.