El próximo curso escolar aportará como novedad que los centros docentes de Balears contarán con psicólogos para dar respuesta y gestionar el gran número de casos de salud mental.
La Conselleria d'Educació priorizará los institutos de Secundaria, pero esta actuación se quiere llevar a cabo mediante especialistas clínicos en todos los colegios con el objetivo de reducir la actual saturación de la Atención Primaria mediante medidas de prevención, formación de los profesores, así como la prevención y detección de casos para decidir el tratamiento a aplicar.
El acoso escolar, y con especial incidencia el ciberacoso, han incrementado, entre la población infantil y juvenil de Balears, las patologías vinculadas a la salud mental, con un aumento del 60 por cien en los dos últimos años, así como las tentativas de suicidio. El acoso escolar, que constituye varias formas de maltrato psicológico, verbal, físico y social, ocasiona un gran perjuicio emocional entre los adolescentes que se hallan en una etapa vital decisiva para su crecimiento personal.
Cada centro docente cuenta con comisiones para identificar a los alumnos que sufren bullying, en un escenario de aumento exponencial por el uso torticero de las redes sociales entre los menores. También hay unos protocolos aprobados, pero falta eficacia y agilidad, porque en numerosas ocasiones se actúa tarde y mal; las medidas contra los agresores se demoran y las víctimas acaban marchando del centro. El mundo al revés, porque quienes deberían ser trasladados son los acosadores, nunca los acosados.
El Plan de Salud Mental que redactan tres consellerías del Govern: Famílies i Afers Socials, Salut y Educació debe aportar más medios y recursos; propiciar una mayor implicación de los padres, y mucha más valentía y empatía de los profesores. Pero, sobre todo, agilizar las respuestas para evitar la inoperancia de la burocracia administrativa.
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"mucha más valentía y empatía de los profesores", als professors els haurien de posar un psicòleg també. Si seguim així, ningú ho voldrà ser, un de cada dos canviaria de feina. La conselleria tampoc ajuda quan tracta al personal com a números, fitxers a la base de dades, i no persones. La societat que s'ha creat darrera el monocultiu turístic, amb l'educació que això implica, i la pressió social als docents, és una bomba de rellotgeria